Establecer y seguir un horario determinado debería hacerse considerando los tres tipos de variables siguientes: higiénico-biológicas, pedagógicas y socioculturales.
· Desde el punto de vista higiénico-biológico debería tenerse en cuenta que:
- Los días centrales de la semana, de martes a jueves. suelen ser los más idóneos para un mejor rendimiento intelectual.
-Debe programarse el trabajo escolar considerando las fluctuaciones en los niveles de atención.
-La duración de la jornada debería oscilar entre 2 horas (6- 7 años) y 6 horas (12-
14 años). El tiempo continuado de actividad sería entre 15-20 y 40-50 minutos. La recuperación física y mental se consigue con pausas de descanso de 0-10 minutos, los cambios de actividad o la presencia de recreos.
- Un currículum fragmentado en muchas materias obliga a la variedad constante de la actividad y puede romper el ritmo de trabajo y los procesos de aprendizaje.
Trabajar de forma globalizada o con un alto grado de relación entre las disciplinas y las actividades puede ser una solución útil.
- La localización de las materias a lo largo de la jornada y del horario debería tener presente el grado de fatiga que supone su dificultad o grado de abstracción y con la curva del cansancio de los estudiantes que puede establecerse a lo largo de la jornada y de la semana. Las materias de alta fatiga (matemáticas, aspectos normativos del lenguaje...) o las que producen menor cansancio (Sociales. Naturales, Plástica...) deben situarse de manera que las capacidades de los estudiantes puedan desarrollarse sin las trabas derivadas de una concentración de tareas pesadas en tiempos sucesivos o en momentos inadecuados.
-Resulta imprescindible un período de relajación después del mediodía para los alumnos de educación infantil y primeras edades de educación primaria.
- Conviene alternar la promoción de aprendizajes relacionados con la modalidad de procesamiento de la información: el hemisferio izquierdo en trabajos de tipo verbal (palabras, secuencia verbal, etc.) y el hemisferio derecho en trabajos de tipo espacial (imágenes, conjuntos, conexiones, etc.).
Considerar las recomendaciones que hemos venido enumerando ayuda a que las actividades de enseñanza-aprendizaje se desarrollen en el momento adecuado. A pesar de ello, se ha de tener en cuenta que, a menudo, los condicionantes organizativos (agrupamiento de alumnos, horario del profesorado. actividades externas, re- cursos existentes. Trabajo de los profesores, etc.) y las exigencias curriculares obligan a introducir otros criterios no siempre compatibles con los estrictamente higiénico-biológicos.
· Desde el punto de vista pedagógico podrían aconsejarse, entre otras. las siguientes actuaciones:
-Introducir criterios de flexibilidad que permitan:
o Alterar la duración de las unidades de trabajo.
o Alterar su localización en el calendario y en el horario.
o Posibilitar el trabajo de diferentes alumnos en la realización de diferentes unidades de trabajo.
o Incorporar espacios de libre disposición o para intervenciones de carácter ocasional.
o Posibilitar que los estudiantes organicen parte de su tiempo.
o Cambiar los horarios cada cierto tiempo como expresión del cambio de actividad didáctica.
o Facilitar el agrupamiento entre clases.
o Facilitar el trabajo del profesorado (planificación, revisión,...) y posibilitar substituciones en horarios que tienen módulos similares.
· Desde el punto de vista sociocultural. Más allá de las posibilidades y limitaciones que imponen las realidades biológica, psicológica o pedagógica, existe un conjunto de circunstancias de carácter social que actúan como marco que las condiciona. Algunas de estas variables de carácter sociocultural son:
-Las condiciones que impone la normativa externa al centro.
- El contexto geográfico, que puede aconsejar respuestas diferentes en función de si existe o no transporte escolar; si nos situamos en una zona de clima riguroso o benigno; si existe comedor. etc.
- Costumbres sociales que introducen días festivos o alteran el programa de trabajo para la realización de actividades académicas de proyección social (festivales, exposiciones, etc.), celebración de acontecimientos, visitas u otras actividades.
- Necesidades sociales, como las que han obligado en algunos casos a establecer horarios intensivos para atender varios turnos escolares por carencia o insuficiencia de edificios o espacios o por cambios en la estructura del sistema educativo y las consiguientes transformaciones de centros...; el desarrollo de actividades comunitarias: actos electorales, visitas, etc.
- Situaciones políticas que dan lugar a determinados pactos sobre el calendario o el horario.
Este conjunto de condicionantes socioculturales son los que, en último extremo, justifican que se mantenga un mismo horario para las diferentes edades de una misma etapa educativa o que se mantenga la diferencia entre año escolar y año natural.
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