Bienvenido al cuerpo docente, grumete! Sí, digo grumete, estimado profesor o profesora novel: inexperto, ingenuo, asustadizo, ilusionado, ansioso, curioso y ambicioso. Nosotros nos encontramos en esta situación, a tus compañeros y alumnos, no finjas lo que no eres, ni vendas lo que no tienes: experiencia, sabiduría, seguridad y autocontrol. Sé valiente y honesto: aunque aspiras a ser un gran navegante, hoy por hoy, eres un grumete. Y a mucha honra!
- Aprende de los mayores. Pero de los verdaderos hombres y mujeres de mar. Se distinguen con facilidad, pues aman a sus alumnos tanto como aman a su disciplina académica. Conversa, interroga, observa su trabajo... Y evita a los conspiradores doloridos, a los murmuradores solitarios, a los escépticos elocuentes y a los desencantados silenciosos. Ni enseñan, ni dejan enseñar.
- Asume pronto que el trayecto será largo y difícil. Pero ten presente que este primer viaje anual será para siempre inolvidable y único. Dejará heridas y tatuajes de amor indelebles. Saborea su misterioso bascular entre el entusiasmo y la desesperación y disfrutarás del trayecto.
- No te juzgues, ni juzgues a los demás. Trata por todos los medios de comprender. Para ello deberás mirar con ojos de grumete y desconfiar de los prejuicios y tópicos educativos, que no te permitirán pensar en libertad.
- Exígete sin tregua, pero jamás te culpabilices. Vela por los pormenores, atiende los detalles, pues en la buena ejecución y en la autoexigencia alcanzarás, con los años, la excelencia. Muchos todavía estamos en el camino, muy, muy lejos de ella y en ello seguimos…
- Y, por encima de todo, ama lo que haces. No te avergüences jamás de tu pasión y entrega, pues esa es la madera con la que se forjan los grandes capitanes.
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- Asume pronto que el trayecto será largo y difícil. Pero ten presente que este primer viaje anual será para siempre inolvidable y único. Dejará heridas y tatuajes de amor indelebles. Saborea su misterioso bascular entre el entusiasmo y la desesperación y disfrutarás del trayecto.
- No te juzgues, ni juzgues a los demás. Trata por todos los medios de comprender. Para ello deberás mirar con ojos de grumete y desconfiar de los prejuicios y tópicos educativos, que no te permitirán pensar en libertad.
- Exígete sin tregua, pero jamás te culpabilices. Vela por los pormenores, atiende los detalles, pues en la buena ejecución y en la autoexigencia alcanzarás, con los años, la excelencia. Muchos todavía estamos en el camino, muy, muy lejos de ella y en ello seguimos…
- Y, por encima de todo, ama lo que haces. No te avergüences jamás de tu pasión y entrega, pues esa es la madera con la que se forjan los grandes capitanes.
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